¿Por que se les llama “gatos” a los madrileños?
El término «gato» para referirse a los madrileños tiene un origen fascinante y legendario que se remonta a la época medieval. En la actualidad, ser considerado un «gato» auténtico implica que tanto los padres como los abuelos de la persona hayan nacido en Madrid. Este requisito es difícil de cumplir debido a la diversidad y el dinamismo de la población madrileña, ya que Madrid es un lugar que atrae a personas de diversas partes del mundo en busca de nuevas oportunidades.
Para entender el origen de este gentilicio no oficial, debemos trasladarnos al siglo XI, durante el periodo de la Reconquista. En ese tiempo, el rey Alfonso VI de Castilla se propuso tomar el control de la fortificación de Mayrit, el antiguo nombre árabe de Madrid. Aunque esta fortificación no era de gran importancia por sí misma, su conquista era una estrategia para debilitar el poder de Toledo, que sí era un centro de gran relevancia.
En el año 1083, las tropas de Alfonso VI rodearon Madrid, pero la toma de la ciudad no fue sencilla. Aquí entra en escena un joven soldado cuya habilidad y agilidad para trepar le hicieron destacar. Este joven, conocido como «gato» por su destreza, jugó un papel crucial en la conquista de la ciudad. Durante la operación, el «gato» escaló con habilidad la muralla que rodeaba la fortificación musulmana, situada en el entorno de la actual catedral de La Almudena. Utilizando una soga y perforando los pequeños huecos entre las piedras, facilitó el derribo de parte de la muralla, lo que permitió la entrada de las tropas cristianas.
La valentía y destreza del joven soldado fueron decisivas para la caída de Madrid en manos del rey Alfonso VI. Este acto heroico se difundió rápidamente por todo el reino, y el «gato» se convirtió en un símbolo nacional de la Reconquista. A partir de entonces, los castellanos comenzaron a referirse a los habitantes de Madrid como «gatos», en honor a aquel joven que con su agilidad y coraje había ayudado a conquistar la ciudad.
Este episodio histórico cimentó el uso del término «gato» como un símbolo de destreza y orgullo para los madrileños. Así, cada vez que se hace referencia a los «gatos», se rinde homenaje a aquel joven valiente que contribuyó significativamente a la reconquista de Madrid. Hoy, llamar «gatos» a los madrileños no solo es una muestra de identidad, sino también un reconocimiento a su historia y al legado de aquel icónico personaje de la Reconquista.